Antes de que las cartas de amor amarilleen, ¡qué
suerte la tuya, Tierra sin mar!, siempre has de tener
quien te escriba una nueva. Aquí va volando la
última –una hoja verde de vida y sentimiento,
cuajada de imágenes y emocionadas citas, fresca
como la rosada que aún la empapa-, arrastrada
por los remolinos del tiempo entre tantas otras ya amarillas
–aunque algunas, por eternas, siemprevivas-,
hacia tu amor y tu memoria.
Después de su primer disco –Aún
somos nuestros-, publicado el pasado año
2013, en el que ya demostraba de sobras lo que lleva
dentro; y antes de que llegue –no creo que nos
haga esperar mucho- lo que haya de llegar, Francho (o
choben del clan de los Sarrablo-de Casa Gaspar),
se nos arranca en clave rondadora (uno sólo de
sus registros), con esta canción de amor. ¡Qué
suerte la nuestra! (y la vuestra, ya veréis)
Bressol de la matinada: Cuna de la madrugada, en catalán.
Calibo en a frida nuei: Rescoldo en la noche fría.
¿Deseas conocer algo más
de "Canción de amor para una tierra sin mar"?