Y si con las nieves decembrinas uno vuelve
a ser niño –aunque luego venga el hielo
y se te pase la niñez-, con los rigores de Agosto
y un bullir de renacuajos dentro del viejo jarrón,
puede que encuentres de nuevo el camino de vuelta hacia
tu infancia. O el recuerdo de la de tus hijos. O…
¡despierta ya!, la fuerza necesaria para enfrentarte
a tus batracios adolescentes y ayudarles a brincar de
su jarrón.
Cañimás: El barranco que atraviesa Boltaña.
Robinada: oxidada