Podría ser alguno de esos que contemplan Sobrarbe desde las empinadas laderas de la Peña Montañesa. Pero aún siéndolo, no dejaría de ser quien es.
Aquí, a nuestro lado, con las raíces firmes en tierra y los dientes apretados pero sin perder la sonrisa, desbaratando tormentas que a otros nos troncharían...
Aquí, donde estás, te queremos, Ana.
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