Un tango pirenaico y, sin embargo, arrabalero. De Sercué a Buenos Aires, pasando por Zaragoza... y aquellas “aperturas paralelas†de la Universidad. De Arrabal en arrabal... hasta la derrota final. (La última palabra la tiene ¡cómo no! la “pálida damaâ€). Mientras tanto –¡yira, yira!– la vida sigue. ¿Volverás, Alfonsina?
¿Deseas conocer algo más de "El último tango en Sercué"?