Carnaval es la fiesta de las fiestas: ese momento mágico en el que el mundo contiene el aliento y ¡ale hop!, da un salto mortal, o hace el pino y -...nosotros con él y en él- se planta cabeza abajo. (...Las faldas en la cabeza, y la vergüenza por los suelos. )
Nada es lo que aparenta, ni nadie quien dice ser. País nocturno donde siempre luce el sol. Así es carnaval.
Con él entre sus brazos, Sobrarbe baila por las ruinas, se viste de buco y encorre a las mocetas, entra hasta la cocina montado en burro, conduce festivos tractores que terminan por hacer más eses de las que exige el sinuoso guión de nuestras carreteras, o duerme la mona sobre un "mullido" colchón de punchudos abrizones.
Luego -...pobre muñeco de paja, no hay amor eterno-, lo quema. |
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Archivo de Severino Pallaruelo |