A mi primera Teresa, la de Bronchales: mi madre.
... Por ella, a ¡Teruel existe!.
... Y por mí, a los amigos sin los que no hubiera habido ni anochecida ni alba.
Al alba pasó un jinete
galopando hacia Teruel.
Como un relámpago vino;
y como vino, se fue.
¡Corre, caballico, corre!
Aragoneses, ¡corred!.
¡No rebles ahora, Diego,
o perderás tu querer!
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste,
dulce y serena como Isabel!
Pero no espera -¡que no!-
ni desespera -¡no que no!-.
...Y si Diego tarda, ¡sale a por él!
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste!
Torico, ¿qué haces subido ahí?
¡Venga, a la calle! -¡que sí!-,
y a quien tú sabes -¡sí que sí!-
¡dale, Torico, también por mí!
Junto a la mina parada
-Ojos Negros, ¡no os cerréis!-
a mediodía los viejos
duermen fingiendo leer.
¿Quién bajo tierra galopa?
¡vamos, mineros, corred!
Haced aullar las sirenas,
¡que se nos hunde Teruel!
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste!
La vieja mina aún aguanta en pie.
Pero no espera -¡que no!-
ni desespera -¡no que no!-
...¡Ay, ojicos negros, miradme bien!
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste!
Torico, ¿qué haces subido ahí?
¡Venga, a la calle! -¡que sí!-,
y a quien tú sabes -¡sí que sí!-
¡dale, Torico, también por mí!
De aquella tarde de sangre,
de la tierra y del ayer,
si al viento dices mi nombre
yo junto a ti volveré.
Poca distancia es la muerte,
¡ay, compañeros, corred!
¡Con "la Cuarenta y tres", madre,
vuelvo al Frente de Teruel!
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste,
sola y cercada, igual que ayer!
Pero no espera -¡que no!-
ni desespera -¡no que no!-.
...¡Que muera la muerte, y viva Teruel!
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste!
Torico, ¿qué haces subido ahí?
¡Venga, a la calle! -¡que sí!-,
y a quien tú sabes -¡sí que sí!-
¡dale, Torico, también por mí!
Una brigada de plata
forma en el anochecer:
silenciosos sus olivos,
y los tambores también.
En cuanto rompan la hora,
¡ a galopar!....¡y a Teruel!
Juan de Lanuza delante,
y Aragón todo tras él.
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste!,
¡amante, amada, febril y en pie!.
Pero no espera -¡que no!-
ni desespera -¡no que no!-
...Y si sueña un sueño, vive por él.
¡Teruel existe!, ¡Teruel resiste!
Torico, ¿qué haces subido ahí?
¡Venga, a la calle! -¡que sí!-,
y a quien tú sabes -¡sí que sí!-
¡dale, Torico, también por mí!
Existe y resiste, -¡que sí!- Teruel.
Letra y música: Manuel Domínguez
Diego e Isabel: Los amantes de Teruel, Diego Marcilla e Isabel de Segura. La historia es más que conocida: él llegó tarde, y murieron de amor. Sin olvidarla, hoy quisiéramos escribir otra bien diferente. Más que morir de amor por ti, Teruel, vivir contigo. (Lejana, tal vez. Nunca distante)
No rebles: no cedas.
¡Teruel existe!: Ejemplar movimiento social y ciudadano. La verdadera voz de esta tierra tan callada.
El torico: ¿Quién no lo conoce? ¡Tan pequeño y tan grande!... como Teruel.
Ojos negros: Con tan bello nombre, que es el de uno de sus pueblos, intentamos nombrar a todo el Teruel minero.
La Cuarenta y tres: La división republicana de la “Bolsa de Bielsa”. Nunca combatió en Teruel... hasta hoy. Muera la muerte... o mejor aún, ¡Viva la vida!. Nunca más aquel atroz ¡Viva la muerte! de nuestro desgraciado pasado.
Romper la hora, la rompida: El momento en el que empiezan a tocar los tambores, señalando el inicio de la Semana Santa turolense.
Juan de Lanuza: El último Justicia.
Pedrón: ¿Y tú qué haces aquí?... ¡Ah, sí! (O él, o las montañas de su Sobrepuerto nos inspiraron esta declaración de amor a Teruel.) El diablillo del Museo del Serrablo. Personaje de Enrique Satué y protagonista de una de las canciones de nuestro anterior disco. |