Sabiñánigo, 26 de II de 2000.
Queridos amigos de la Ronda de Boltaña:
Como director-voluntario de este Museo
que os tiene que agradecer muchas cosas, os escribo a petición de un subalterno
que trabaja como yo, altruistamente, por esta institución educativa.
No sé si lo conoceréis, el personaje
en cuestión se llama Pedrón, y es conocido como el
“diablo del Museo de Serrablo”.
Desde el año 1992 vive entre nosotros
y tiene su residencia en la buhardilla del Museo. Es
un individuo chocante, algo tarambana, verde, alternativo, bonachón, de la
tierra a rabiar aunque
al mismo tiempo cada vez más universal.
No os penséis que es una invención. Pedrón
existe. La primera vez que oí hablar de él fue a
mi abuela de Escartín de Sobrepuerto, en 1964 y encima de Fiscal; ella decía
que en los años ma-
los de sequía y hambre, un tal Pedrón, una especie de duendecillo, hacía de
las suyas comiéndose
los corruscos de pan que quedaban petrificados en los cajones.
Pedrón -os podéis leer el cuento- harto
de estar solo por esas aldeas desde que la gente se marchó, deprimido y lleno
de nostalgia, nos pidió refugiarse en el Museo, que es lo suyo. Nos
costó aceptarlo porque al comienzo era un bicho de mucho cuidado... Sin embargo
no nos ha ape-
nado, ahora lo enseña a los niños, ha dado un vuelco al Ideario del Museo
y, de vez en cuando,
emprende acciones solidarias por esos mundos dejados de la mano de Dios.
Bueno, qué os voy a contar... Ha subido
como la espuma. Es todo un personaje...; no os va-
yais a creer. Para empezar, ha sido pregonero de las fiestas de Sabiñánigo,
premio Cadena Dial,
su libro se ha reeditado cuatro veces y hasta la fecha ha generado un millón
y medio de pesetas
para Unicef.
Bien, al grano..., os diré que Pedrón
no escucha otra música que no sea la Ronda de Boltaña
y que tiene una carpeta con todos los recortes de prensa en que aparecéis.
Él me ha rogado que
le compongáis una canción y que la incluyáis en vuestro repertorio.
Opina que no os parecerá
mal, y aquí me da sus razones: