...Y
al final, igual que siempre, detrás de la tenue luz de aquel perdido
país, de aquel día que fue el nuestro y hoy se apaga, quedará sólo una
música distante que huye -como derrotadas banderas de humo al
viento- entre las ruinas; la esperanza -lejana claridad, hora de gallos,
batalla por luchar-; y no una, sino muchas preguntas sin respuesta.
O una sola pregunta con demasiadas respuestas.
País de anochecida,
¿de verdad sueñas; de verdad seremos aún capaces de soñar
-¡tierra y gentes!-, con el día?...
...Adiós,
adiós. Que como un fuego de aliagas -un instante de luz- crepite y cante nuestra
voz en la oscura noche del olvido.