Pasacarreras de carnaval.
La  Ronda
de  Boltaña
País de anochecida
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Nada es lo que aparenta, ni nadie
quien dice ser. País nocturno donde siem-
pre luce el sol. Así es carnaval.
Carnaval es la fiesta
de las fiestas: ese momento mágico en el que el mundo
contiene el aliento y ¡ale hop!, da un salto mortal, o hace el pino y -...nosotros con
él y en él- se planta cabeza abajo. (...Las faldas en la cabeza, y la vergüenza por los suelos. )
            Con él entre sus brazos, Sobrarbe
baila por las ruinas, se viste de buco y en-
corre a las mocetas, entra hasta la cocina
montado en burro, conduce festivos trac-
tores que terminan por hacer más eses de
las que exige el sinuoso guión de nuestras
carreteras, o duerme la mona sobre un
"mullido" colchón de punchudos abrizo-
nes.
    Luego -...pobre muñeco de paja,
no hay amor eterno-, lo quema.
Y otra vez solo, nuestro disfrazado país de
anochecida se quita la máscara y la sonrisa, pa-
ra seguir inmóvil viendo llegar la noche sobre
sí en el reflejo de las aguas de un pantano.