La caracola
...Sea caracol o caracola, venía rodando desde muy lejos.
Pudo haber encontrado ya su hogar
en el dolmen de Tella, pero nos pareció que ¡pobreta!, no cabía, con tantas
cosas como pusi-
mos debajo de esas tres mágicas piedras. ...Y así -caracola y estrofa- en
la caja de lo que no
pudo ser, se fueron a la falsa de la memoria.
Pero siguieron cantando desde allí. Y han tenido que ser las olas de tierra
adentro de otra
habanera pirenaica - también sin mar, pero ¡nunca más triste, Janóvas!...
aunque todavía no
pueda ser alegre porque seguimos sin ver ondear el humo de la vida en tus
chamineras-, las
que la han devuelto a esta playa nuestra que será por siempre la de una gorga
de cristal en el
gran río vivo del Pirineo, no el turbio barrizal de aquel maldito pantano.
...¿Y dónde está el Pirineo en esta canción?, ¿dónde en este
disco?...
¡Dentro, fuera, en el corazón y -país de anochecida- en todo lo que
nos rodea!. Pero sobre
todo -espejo invertido: "¿qué verán, si no nos ven cuando te miran?"-, reflejado
en nuestros
ojos. En los ojos de todos aquellos -nosotros, vosotros y otros-, de los que,
si tenéis la santa
paciencia de escucharnos, os vamos a hablar.
...Y ¡mira que es difícil " aprender a escuchar"!. Pues más difícil
debe ser -visto lo visto-
conseguir que se nos vea en este impresionante escenario, (que para nosotros
no es más que el
teatro donde nos ha tocado o hemos elegido estrenar -obra de una sola representación-
nuestra vida.)
Seguiremos intentándolo. Ojalá consigamos enseñaos a ver incluso en
las pupilas de verde
océano de esas sirenas, de esas "lamias" y "dones d´aigua" de nuestras leyendas,
-que no pa-
ran de peinarse y repeinarse, como si se acercara la fiesta de Santa Agueda-,
el reflejo de
nuestros ibones, las sonrisas de un pastor y el "listillo" de su nieto al
oírlas
cantar allí en el fondo de la profunda espiral de un caracol fósil.