A Boltaña he de bajar
desde Silves a estudiar,
la mañana empieza ya a despertar;
dando golpes con el pie
saltaré de tres en tres,
la cabeza me hace cuentas al revés.
En el morral llevo libros
y metida en el zurrón
la comida que en mi casa me dan.
La gramática, la historia,
geografía o religión,
viejas páginas, ¡qué sucias que van!
¡Que nieva, que nieva
la cara se me hiela!,
¡deprisa, deprisa!,
tenemos que llegar
muy pronto a Boltaña,
el maestro se nos enfada,
se pone furioso
y nos llama "jabatos".
Dos veces en los dedos
me ha dado con la regla
por hablar en la lengua
propia de mi lugar.
Delante de mis amigos
que hablan castellano
de las antiguas palabras
me hacen avergonzar.
La burla me han hecho
no he estudiado mucho tiempo
pues mi padre me manda
las ovejas apacentar.
En la oscura cocina
con los gatos por encima
me es imposible
poderme concentrar.
Al acabar la clase
la merienda nos tomamos
alrededor de la mesa
del viejo profesor.
En la estufa se queman
los leños que he traído,
asadas las "tortetas"
saben mucho mejor.
Por la tarde al regresar
junto al Ara he de pasar
por el puente que me lleva al hogar.
El camino he de subir,
y me empiezo a asustar,
voy cantando y las brujas se irán.
En los ojos de mi madre
la tristeza creo ver,
mil peligros piensa puedo correr.
A mi padre en el trabajo
hoy le tengo que ayudar;
pronto llega la hora de ir a cenar.
En la olla hierve la sopa
que prepara con amor,
madre hace que todo me sepa mejor.
Ya en la cama, cuando me duermo,
escucho en sueños el cantar
de ese gallo que me va a despertar.
Letra y música:
Miguel Sorribes
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