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Quién pudiera, como el viento, hacerse oír de aquí para allá, volando, por todo el país; de Campodarve a Sieste, soplar, soplar, para que no quede ni una casa sin rondar. Sube a Ascaso y verás un reloj de sol que dicen que marca el tiempo de la gente que marchó; de coloricos pintado en una pared, como yo espera el día de verlos volver. Que el viento rondador lleve mi canción a Sieste, Ascaso, Espierlo y Aguilar, a Muriello y Margudgued, a Campodarve también, a Seso y Silves para terminar. Un nido de águilas vacío en un risco son Silves, Espierlo y tantos otros pueblos. Pronto no se va a poder ni vivir aquí si no eres buitre o zorro o jabalí. Pobre de mí, que aunque he nacido en Aguilar ni plumas tengo en el culo, ni sé volar; por no ser águila, cuco ni halcón, no tengo a nadie que me quiera proteger. Que el viento rondador... En el camino de Muriello las ruinas se ven de lo que un día "el Mesón del piojo" fue. ¡Qué buen nombre para hartarse hoy de trabajar, habiendo tanto "turismo de calidad"! Si llueve vino y el río ahoga el valle, a mí me gustaría ser "veneciano". ¡Ay, qué beatón iba a volverme en Margudgued, todo el día rezando al santo que hace llover! Que el viento rondador... "veneciano": Mote de los de Margudgued. Alude al hecho de que su pueblo se encuentra en las mismas orillas del río Ara, y no era extraño que las crecidas de éste lo inundaran. Se dice también que sus naturales prefieren -¡cosa natural!-, el vino al agua. (...como un rondador cualquiera)
Letra: Manuel Domínguez |
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