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Debajo del dolmen de Tella de piel muda el día como una culebra. La noche a pasitos se acerca cantando una nana para que te duermas. Cierra tus ojitos, pequeñín, y sueña veras pasar siglos, milenios y eras. Pasado y futuro, al escondite juegan, que el tiempo está hecho de magia y leyendas debajo del dolmen, del dolmen de Tella. Debajo del dolmen de Tella se siente girar y girar el planeta, igual que tu cuna pequeña se mece, se mece bajo las estrellas. No creas que sola la tierra da vueltas que sin que hagas nada vendrá el alba nueva; también tú, mi niño, harás que amanezca; si no abres un ojo, el día no llega debajo del dolmen, del dolmen de Tella. Debajo del dolmen de Tella Tus antepasados dejaron su herencia: Un rico tesoro de peñas, barrancos, glaciares, bosques y praderas. Tú duerme tranquilo, que mamá te vela y te guarda el mundo para cuando crezcas. Que no falte un árbol ni una sola hierba y las aguas corran limpias y serenas debajo del dolmen, del dolmen de Tella. Debajo del dolmen de Tella la noche ha mudado su piel de culebra. Las luces del alba se acercan, los dioses se duermen, los hombres despiertan. La osa del cielo vuelve a su caverna, al dulce regazo de la Madre Tierra. Sobrarbe y mi niño ya se desperezan, que ha cantado el gallo y otro día empieza debajo del dolmen, del dolmen de Tella.
Letra y música: Manuel Domínguez |
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